Home MagazineLas pérdidas en el juego activan las regiones del cerebro asociadas con el estrés y la ansiedad.

Las pérdidas en el juego activan las regiones del cerebro asociadas con el estrés y la ansiedad.

por redaccion

Investigaciones recientes muestran que la aversión a las pérdidas, un sesgo cognitivo clave en la adicción al juego, genera respuestas de estrés en el cerebro similares a trastornos de ansiedad.

Cómo la aversión a las pérdidas en el juego de azar genera angustia psicológica

La adicción al juego es un problema de salud pública que afecta entre el 1% y el 2% de la población adulta en la mayoría de los países. Además de las pérdidas económicas, el juego patológico tiene profundas consecuencias psicológicas negativas en los jugadores y sus familias.

Investigaciones recientes en neurociencia y psicología han identificado un fenómeno clave que impulsa este comportamiento adictivo: la aversión a las pérdidas. Este sesgo cognitivo hace que las personas sientan el dolor de perder dinero de forma mucho más intensa que el placer de ganarlo. Como resultado, los jugadores persisten en su comportamiento con la esperanza de recuperar sus pérdidas, incluso a costa de arruinarse económicamente.

El cerebro del jugador: activación de regiones asociadas al estrés

Mediante técnicas de neuroimagen como la resonancia magnética funcional (IRMf), los científicos han podido observar en tiempo real qué ocurre en el cerebro de las personas cuando ganan o pierden dinero en juegos de apuestas en Legiano Casino online, por ijemplo.

Los resultados son claros: las pérdidas activan zonas cerebrales relacionadas con las respuestas al estrés, como la amígdala, el cíngulo anterior y la ínsula. Es decir, perder dinero genera una respuesta emocional negativa muy intensa, que impulsa a seguir jugando.

Región cerebral Función
Amígdala Procesa emociones negativas como miedo, estrés y ansiedad
Cíngulo anterior Participa en la regulación de la respuesta al estrés
Ínsula Procesa estados corporales internos, como dolor y malestar

Por el contrario, los circuitos cerebrales que se activan al ganar dinero están más bien relacionados con el aprendizaje y la recompensa, como el núcleo accumbens y la corteza prefrontal. Las ganancias no compensan las fuertes emociones negativas de las pérdidas.

Angustia psicológica: los síntomas del jugador

Más allá de los cambios transitorios a nivel cerebral cuando se gana o pierde, la adicción al juego genera profundos efectos psicológicos a largo plazo. Algunos de los síntomas característicos son:

  • Ansiedad, ataques de pánico y depresión
  • Baja autoestima, vergüenza y sentimientos de fracaso
  • Irritabilidad, cambios de humor e insomnio
  • Aislamiento social progresivo

Estos síntomas están directamente relacionados con la sensibilidad anómala a las pérdidas que presentan los jugadores patológicos. Cada apuesta perdida refuerza pensamientos negativos sobre uno mismo y sensaciones de vacío emocional.

Para mitigar este malestar, la persona vuelve a jugar con la esperanza de ganar y reparar el daño, lo que refuerza el ciclo de adicción. Se estima que entre el 50% y el 60% de los jugadores patológicos sufren trastornos de ansiedad comórbidos.

Tratamientos psicológicos contra la aversión a las pérdidas

Dado el rol central de la aversión a las pérdidas en el desarrollo y mantenimiento de la adicción al juego, las terapias psicológicas más efectivas se centran en modificar esta respuesta emocional disfuncional.

La terapia cognitivo-conductual ayuda a los pacientes a identificar pensamientos irracionales asociados a las pérdidas, como la falsa creencia en la “suerte” o la necesidad de recuperar el dinero perdido.

Otras técnicas utilizadas son la reestructuración cognitiva, donde se aprende a evaluar situaciones estresantes de forma más realista y adaptativa, así como la exposición, en la que el paciente se expone de forma paulatina a situaciones de juego sin apostar dinero real, con el fin de habituarse emocionalmente a las pérdidas.

Conclusión

En conclusión, la investigación científica ha demostrado que la aversión a las pérdidas monetarias activa circuitos cerebrales relacionados con las respuestas al estrés en los jugadores patológicos. Esta hipersensibilidad emocional está detrás de muchos de los síntomas de ansiedad, depresión e irritabilidad que caracterizan a la adicción al juego.

Mediante terapias cognitivo-conductuales es posible atenuar esta respuesta disfuncional a las pérdidas, ayudando al jugador a romper el ciclo de adicción. Sin embargo, se necesita mayor concienciación social sobre este factor psicológico clave y más recursos dedicados al tratamiento efectivo de la adicción al juego.

Foto de Michał Parzuchowski en Unsplash

 

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